Muchas instituciones invierten tiempo y esfuerzo en comunicación, pero no siempre tienen claro si lo que hacen está funcionando. Se publican contenidos, se organizan campañas, se difunden mensajes… pero, ¿cuántas veces se detienen a medir sus resultados?
Sin datos, todo se convierte en una conversación de gustos. Y la comunicación institucional no debería decidirse por gusto, sino por estrategia.
En salud, donde cada palabra importa y cada canal puede marcar una diferencia, medir deja de ser una opción y se vuelve una necesidad.
Comunicar sin medir es como andar con los ojos cerrados
Cuando una institución no mide el impacto de su comunicación, corre el riesgo de repetir errores, perder oportunidades o destinar recursos a acciones que no generan retorno.
Esto no quiere decir que todo tenga que volverse mecánico o frío. Muy por el contrario, medir permite entender mejor a las personas con las que queremos hablar.
Saber qué publicaciones generan más interacción, qué temas interesan más, qué horarios son más efectivos o qué canales tienen mayor alcance nos orienta para tomar decisiones.
Medir no es solo para grandes campañas, es parte de comunicar bien
A veces se piensa que los indicadores o métricas son solo para grandes lanzamientos, redes con miles de seguidores o presupuestos enormes. Pero eso no es así.
Una clínica pequeña que publica información en su sitio web o redes sociales también puede (y debe) analizar qué tipo de contenidos son más consultados, cuántas veces se descarga un formulario, o qué consultas llegan luego de una publicación.
No se trata de medir por medir, sino de usar los datos para mejorar.
Y mejorar, en este contexto, es ahorrar tiempo, llegar mejor al público y fortalecer la imagen institucional.
Detrás de cada métrica, hay una oportunidad de mejorar
Medir los resultados de una acción de comunicación no es una forma de controlar al equipo, sino de potenciar su trabajo.
También permite algo más profundo: escuchar activamente a las personas que están del otro lado.
Si una publicación sobre cuidados postoperatorios tiene más visitas que una campaña general de prevención, eso dice algo. Si una historia clínica digital genera más consultas que un post motivacional, también.
Los datos no juzgan, orientan.
5 razones concretas para medir la comunicación
1. Te muestra qué le interesa realmente a tu comunidad. No todo lo que creemos importante lo es para el público.
2. Ayuda a priorizar esfuerzos. Si algo no funciona, se cambia o se descarta.
3. Permite ajustar el rumbo antes de que sea tarde. No hace falta esperar el final de una campaña para saber si está rindiendo.
4. Mejora la relación entre el equipo y la dirección. Las métricas respaldan las decisiones con evidencia, no con suposiciones.
5. Demuestra el valor real del área de comunicación. Muchas veces subestimada, mostrar resultados convierte el trabajo en algo tangible.
Medir no es solo cuestión de eficiencia, es una forma de tomar decisiones basadas en la realidad, no en intuiciones.
Con agencia o equipo propio, sin métricas no hay estrategia
Ya sea que tu institución cuente con un equipo interno o trabaje con una agencia, los datos deben estar en el centro. Sin métricas, la comunicación se vuelve una lista de tareas. Con métricas, se transforma en una herramienta de gestión estratégica.
Y no hace falta empezar con un sistema complejo. Basta con definir algunos indicadores, ser constantes y, sobre todo, abrirse a revisar lo que dicen los resultados.
¿Querés mejorar la comunicación de tu institución con una base real y sostenible?
En Agencia MOTS te ayudamos a diseñar estrategias de comunicación claras, medibles y con propósito. No improvisamos: hacemos diagnósticos reales y trazamos caminos que se pueden evaluar.
Escribinos y empecemos a transformar tu comunicación con decisiones basadas en datos.