open-menu
close-menu

3 señales de que tu comunicación institucional está fallando

Muchas veces, desde dentro de una institución, cuesta detectar cuándo la comunicación no está funcionando. Todo parece estar en marcha, hay actividad, se suben contenidos… pero algo no encaja. El mensaje no llega, la comunidad no responde o la imagen pública no refleja el esfuerzo real. Este artículo puede ayudarte a ponerle nombre a lo que está pasando. 
1. Nadie entiende lo que hacés (ni adentro, ni afuera)

Una de las primeras señales de alarma es la falta de comprensión. ¿Qué hace realmente tu institución? ¿Cuál es su propósito? ¿Qué valor aporta?

Cuando la comunicación es confusa, generalista o está sobrecargada de información sin foco, los mensajes se pierden. Esto afecta tanto hacia afuera, la comunidad, los medios, otras instituciones, como hacia adentro, entre los propios equipos.

Una clínica que intenta comunicar todo al mismo tiempo (novedades médicas, promociones, actividades internas, mensajes institucionales) sin una narrativa clara, termina generando desconexión. Y lo mismo ocurre con un colegio profesional que comunica con tecnicismos que pocos comprenden o sin una identidad definida.

Si el mensaje no se entiende, no se valora.

 

2. La gente se entera tarde o mal

Otra señal común es la falta de sincronía. Las decisiones importantes se comunican después de que ya se implementaron. Las campañas se lanzan sin preparación. Los públicos internos se enteran por rumores. El boletín llega con contenido viejo. Las redes sociales no están alineadas con lo que realmente está ocurriendo.

Esto suele deberse a una comunicación desordenada, sin planificación ni criterio estratégico. Se actúa por urgencias, no por objetivos.

Por ejemplo, un sanatorio que anuncia un cambio de horarios sin informar previamente al personal o sin actualizar sus canales digitales, genera confusión y malestar. En vez de acompañar el cambio con claridad, la comunicación termina creando más ruido.

Una comunicación desorganizada hace que incluso las buenas decisiones se perciban como errores.

 

3. La imagen pública no refleja el trabajo real

Hay instituciones que hacen bien su trabajo, que se esfuerzan, que mejoran procesos, que innovan. Pero afuera nadie lo sabe. O, peor aún, lo poco que se muestra no transmite confianza.

Esta es quizás la señal más frustrante: cuando la gestión existe, pero no logra convertirse en una reputación sólida.

Pasa con muchos centros de salud que trabajan a conciencia, tienen equipos capacitados y servicios de calidad, pero su imagen en redes es pobre, su web está desactualizada o los contenidos que producen no tienen impacto.

El esfuerzo sin visibilidad es una oportunidad perdida. La buena comunicación se basa en contar con claridad lo que realmente estás construyendo.

 

¿Qué podés hacer si te sentís identificado?

Reconocer que algo no está funcionando es el primer paso. Lo que sigue es revisar el sistema de comunicación desde adentro:

  • ¿Hay una estrategia definida o solo acciones sueltas?
  • ¿Tus públicos saben lo que hacés, por qué lo hacés y cómo los beneficia?
  • ¿Tenés canales activos y bien gestionados?
  • ¿Tus equipos están informados y alineados?

 

No se trata de hacer más publicaciones, sino de comunicar con propósito. Si tu institución necesita alinear la gestión, mensajes y canales, hablá con nosotros. Desde MOTS podemos ayudarte a ordenar, planificar y transformar tu comunicación institucional en una herramienta de posicionamiento y confianza.